La ley trans permite cambiar el sexo registral a partir de los 12 años, pero en la instrucción se indica que hay niños más pequeños que «sienten con claridad una identidad sexual propia diferente de la asignada en el momento del nacimiento y la demora en la adopción de medidas en esos casos puede tener un efecto perjudicial en su desarrollo personal». En este contexto, Justicia apuesta por una interpretación flexible de la ley, como ya se venía haciendo, para que no se tenga que acreditar el uso habitual previo del nombre elegido.