Estadística

SI LOS DATOS NO REFLEJAN LA REALIDAD NO PUEDEN UTILIZARSE PARA MEJORARLA.

 

UNA REALIDAD FALSEADA

El conocimiento, diagnóstico e intervención sobre la situación de las mujeres en cualquier ámbito –laboral, salud, educación, justicia…- exige la obtención de estadísticas, estudios científicos y datos desagregados por sexo.

Solo una radiografía veraz de la desigualdad, a partir de esos datos desagregados por sexo nos permitirá como sociedad tomar medidas y elaborar políticas públicas eficaces que garanticen la igualdad entre mujeres y hombres.

Pero si en los estudios, los formularios, las estadísticas… el sexo se elimina como categoría objetiva a favor de una identidad de género subjetiva que cada cual pueda elegir, se hace inviable conocer la situación real de las mujeres respecto a los hombres. En consecuencia, luchar contra la desigualdad deviene en un imposible.

De hecho, estamos asistiendo a esa sustitución de un indicador necesario como es el sexo a favor del indicador acientífico “género autopercibido”. Y esa sustitución solo puede tener efectos devastadores en la vida de las mujeres, retrocediendo, sino imposibilitando, la igualdad real, no solo formal.

Si el indicador sexo se convierte en irrelevante, ¿Cómo se conocerá la magnitud de la brecha salarial; la discriminación en el acceso al trabajo; las diferencias en el desempleo, en los tipos de contratos o en la representación política; el mayor número de horas que las mujeres dedican a los cuidados; la incidencia de determinadas enfermedades; las estadísticas de la violencia contra las mujeres o las de delincuencia sexual…?, ¿Cómo acabaremos con el techo de cristal, la violencia machista, las manadas y toda violencia o expresión de desigualdad basada en el sexo?

En el ámbito de la medicina y la salud, ignorar el sexo a favor de la identidad de género tiene consecuencias muy graves.

Hechos

Hoy, bajo la falsa bandera de la inclusividad se están alentando iniciativas que eliminan el indicador sexo en estudios y estadísticas.

  • El NHS británico (Sistema Público de Salud) convoca a citologías y mamografías de acuerdo al género sentido expresado por las y los pacientes. De esta forma, hombres biológicos son citados para realizarse esas pruebas pero no así las mujeres biológicas que hayan comunicado sentirse hombres.
  • La obligatoriedad de desagregar por sexo todas las estadísticas oficiales es una conquista reciente de las mujeres que recibió un fuerte impulso en la IV Conferencia Internacional sobre las Mujeres de Beijing (1995) de Naciones Unidas, para poder así investigar la situación y la violencia que vive la mujer y poder planificar medidas de corte internacional para lograr la igualdad y el fin de la violencia. En España quedó recogida en la Ley Orgánica 3/2007 para la Igualdad de Mujeres y Hombres.
  • Sin embargo, en la actualidad, bajo la falsa pero efectiva bandera de la inclusividad se están alentando iniciativas que ponen en riesgo el indicador sexo en estudios y estadísticas.
  • Un ejemplo representativo de a dónde se está llegando a nivel internacional es el del NHS británico (Sistema Público de Salud), que convoca a citologías y mamografías de acuerdo al género sentido expresado por las y los pacientes. De esta forma, hombres biológicos son citados para realizarse esas pruebas pero no así las mujeres biológicas que hayan comunicado sentirse hombres.
  • Otro ejemplo es el de Cruz Roja estadounidense, quienes utilizan la identidad de género, no el sexo de nacimiento, para determinar la elegibilidad de los donantes de sangre.
  • En Reino Unido o Canadá, delincuentes sexuales están siendo presentados en la prensa como mujeres. Se trata de hombres autodeterminados mujeres, es decir que por su mera palabra y sin cambio alguno en su aspecto pasan a ser considerados mujeres, que cuando son detenidos aparecen en los titulares con sus nombres femeninos. Solo en el interior del artículo se menciona, y no siempre, que se trata de hombres biológicos. Asimismo, la policía contribuye a la confusión permitiendo que los violadores figuren en registro como mujeres.
  • La Inspección de Justicia Penal de Reino Unido comunicó en 2019 que la palabra varón/masculino había sido eliminada de los informes porque "los delitos con penetración son de género neutro".
  • En 2017 la universidad pública vasca (UPV), acordó introducir un nuevo marcador en todos los formularios escritos, de manera que donde únicamente se distinguían dos opciones en referencia al sexo, hombre y mujer, pasara a aparecer como tercera posibilidad: "otras opciones o no binario". Otras universidades españolas se han sumado a esa iniciativa sin reflexión ni razón objetiva.
  • En 2019, el Ayuntamiento de Barcelona informó que los registros municipales incluirán no solo las opciones hombre y mujer, sino también hombre trans, mujer trans y ninguna de las anteriores, “para evitar que la modificación mantenga cualquier restricción de identidad de género”.
  • La Generalitat también publicó el mismo año una instrucción por la que “se abandona la exclusividad binaria hombre/mujer y se abre la opción a que las personas transexuales, transgénero e intersexuales que se definan como no binarias -ni hombre ni mujer- cuenten con una tercera casilla en los formularios”.
  • En esta línea, Facebook permite elegir a los usuarios entre una larga lista de “géneros”. Además de masculino y femenino, intersexual, andrógino, trans femenino, trans masculino, pansexual y otros muchos, dejando incluso que la propia persona ponga lo que considere.
  • También Google permite elegir entre “mujer, hombre, otro” para crear una cuenta.
  • A partir de 2020, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) de Argentina incluirá en los formularios la variable de identidad de género. Se preguntará “sexo” e “Identidad de Género”, este segundo con las opciones: mujer, varón, mujer trans/ travesti/ varón trans, otro e ignorado.

Consecuencias

La desaparición de la categoría objetiva sexo en formularios, documentos, fichas médicas, datos de delitos sexuales, violencia, etc. deforman las estadísticas y convierten en irrelevantes las leyes de igualdad y de violencia contra las mujeres. ¿Si no conocemos la magnitud de la desigualdad, de la discriminación y la opresión de las mujeres, cómo se puede luchar contra ellas? De hecho, las campañas de prevención, la intervención y detección de problemáticas dependen de una buena perfilación del problema que en materia social es inviable hacer sin la distinción por sexos.

  • Si el género sentido sustituye al sexo objetivo en las fichas médicas se producirá la aberrante situación de que hombres biológicos sean citados para realizarse un frotis de cuello uterino pero no así las mujeres biológicas. Ya ha sucedido en el Sistema de Salud británico. Así, los recursos de salud se destinan a quien no es población objetivo, y la labor preventiva de estas medidas cae en saco roto, con todos los riesgos para la salud que esto supone.
    • Hace tiempo que en muchas encuestas, registros y formularios, el sexo de las personas se registra en la categoría ‘género’. Pero si bien antes las opciones eran ‘hombre / mujer’ o ‘masculino / femenino’, en la actualidad se ofrecen opciones como ‘agénero’ ´no binario’ o incluso ‘otro’ con un espacio para rellenar a placer. Esto, además de seguir validando una ficción, altera gravemente el estudio, el análisis científico y la investigación sociológica a todos los niveles. Si no se pueden obtener datos basados en el sexo de las personas, no se puede determinar el grado de influencia que los prejuicios y la discriminación tienen en las mujeres. Por tanto, las variables cuantitativas y objetivas desaparecen del manejo y gestión sanitaria, política y social.
      • ¿Cómo se elaboran las estadísticas sobre incidencia de enfermedades según el sexo si éste se convierte en irrelevante?
        • Si las estadísticas sobre crimen y delitos sexuales se realizan conforme al género sentido por asesinos, violadores, pederastas y pedófilos, serán “mujeres” (hombres biológicos que se han identificado como mujeres) quienes figurarán en esas estadísticas.
          • Si las “mujeres” aparecen como autoras de esos crímenes sexuales cometidos por hombres biológicos, se destroza todo el sistema estadístico que ayuda a enfrentar la violencia contra las mujeres: serán “mujeres” violando, asesinando… a otras mujeres. Esto no solo falsea la estadística, interfiriendo en el desarrollo de la investigación e imposibilitando la erradicación de la violencia al no contar con perfiles objetivos de agresores y víctimas, sino que genera en la opinión pública una distorsión sobre el problema y disminuye la sensibilización frente a este tipo de delitos que perpetran mayoritariamente varones.
            • Por otro lado, la inclusión de términos acientíficos como “no binario”, “otros”… en los formularios del sistema universitario impide conocer qué diferencias se producen entre estudiantes mujeres y estudiantes hombres; quiénes obtienen mejores y peores resultados; qué desequilibrios se siguen produciendo en, por ejemplo, las carreras que eligen unas y otros, los puestos de rendimiento, la paridad en becas y plazas, la distribución de cuotas, etc.
              • ¿Qué utilidad estadística tienen datos como “no binario” en la educación? ¿Para qué sirve ese dato, fuera de conocer cuántas personas dicen sentirse “no binarias”?. Hay una enorme hipocresía cuando se recaban datos sin validez estadística, que no han sido ni valorados, ni reflexionados ni mucho menos consensuados. El censo argentino seguirá incluyendo el indicador “sexo”, por mucho que quiera agradar al transgenerismo militante incluyendo además varios géneros.
                • Cuando Facebook y Google, que como es conocido venden nuestros datos al mejor postor, dan opción a definirse con una miríada de géneros, saben que la inmensa mayoría de usuarios dirán hombre o mujer. Solo así esos datos seguirán interesando a empresas que quieren conocer nuestros gustos, nuestras aficiones o nuestras compras preferidas. En base a nuestro sexo. La inclusión de multitud de géneros solo pretende, de nuevo, jugar al juego de la inclusividad. Pero al tiempo, se consolida la peligrosa falacia de que hay tantos géneros como personas, confundiendo personalidad con puros estereotipos sexistas.

Posturas al respecto

“La inclusión de la variable sexo es una condición necesaria pero no suficiente para introducir el enfoque de género en las estadísticas. Las estadísticas aparecen desagregadas por sexo y no por género, puesto que el concepto de género va más allá de lo estrictamente biológico y hace alusión a diferencias socioculturales y a las relaciones sociales entre hombres y mujeres.”.

“El género es una categoría de análisis, ya que hace referencia a las diferencias socioculturales y a las relaciones jerárquicas, de dominación-sumisión, existentes entre mujeres y hombres. El análisis de género de la información permite explicar cómo se originan y reproducen las desigualdades y discriminaciones de género. El sexo, en cambio, es una variable de análisis y muestra el número o porcentaje de mujeres y de hombres para una variable, con respecto a la población. La información se desagrega por sexo, no por género.”

Ejemplos

El "tercer sexo"

Son varios los países en el mundo que permiten a la ciudadanía registrarse oficialmente con una categoría sexual distinta de varón o mujer.

Violadores que se sienten mujeres... pero violan a mujeres

Tanto en Reino Unido como en otros países en los que existen leyes de identidad de género, las autoridades permiten a violadores, agresores sexuales y feminicidas, ser considerados mujeres desde el mismo instante en que manifiesten su deseo.

Esto, además de ser un insulto a las víctimas y a las mujeres en general, no sólo altera las estadísticas e impide la correcta aplicación de políticas para acabar con la violencia machista, ademas puede hacer que estos varones acaben cumpliendo condena en prisiones de mujeres. Ya son bastantes los casos de presas y funcionarias de prisiones que han denunciado a las autoridades competentes tras haber sido agredidas por varones que decían ser mujeres transgénero.

¿Cómo afecta la COVID a las personas no-binarias?

La organización británica por la salud pública Royal Society for Public Health elaboró una encuesta para conocer el impacto del coronavirus en la población. Por algún motivo que desconocemos, les pareció relevante conocer la 'identidad de género' de las personas encuestadas.

¿Afectará la COVID de manera diferente a las personas que se identifican como 'no-binarias'? Sería interesante investigarlo si no conociéramos ya la respuesta: depende, entre otras cosas, de su sexo.

El sexo sentido

La agencia británica de investigación MBM policy analysis denuncia que las tres principales autoridades estadísticas de Reino Unido (Office for National Statistics, National Records of Scotland y Northern Ireland Statistics and Research Agency), acompañan la pregunta sobre el sexo de las personas encuestadas, con una anotación que sugiere que se responda en base al 'sexo sentido' o a la 'identidad de género'.

Desde MBM hacen incapié en la importancia de eliminar esa sugerencia y registrar los datos desagregados por sexo, para que toda investigación futura en la que se utilicen estos datos se ajuste a la realidad y no se vea falseada. Además, recalcan la importancia que tiene esto a la hora de elaborar políticas que favorezcan la igualdad entre varones y mujeres.

La importancia de la segregación por sexo en estadísticas y estudios

La falta de estadísticas y datos desagregados por sexo ha estado presente en las Conferencias Internacionales de las Mujeres de México (1975) y Nairobi (1985). No obstante, este hecho cobró un fuerte impulso en la IV Conferencia Internacional sobre las Mujeres de Beijing (1995), donde se estableció la estrategia del mainstreaming de género o integración del enfoque de género en las políticas públicas. Este hecho supuso un avance fundamental, pues en lo que se refiere a las estadísticas y estudios, hasta entonces se realizaban estadísticas sobre mujeres, dirigidas fundamentalmente a los organismos públicos de igualdad o las defensorías de derechos de las mujeres. Desde el nuevo enfoque impulsado en Beijing, se promueve la realización de estadísticas y estudios sobre mujeres y hombres, en todas las esferas y ámbitos de la sociedad. En definitiva, se pasa de impulsar la existencia de estadísticas de género, a incluir la perspectiva de género en los sistemas estadísticos, es decir desagregar.

Suecia fue el primer país cuyo Parlamento declaró en 1994 la obligatoriedad de desagregar por sexo todas las estadísticas oficiales y su oficina de estadística el primer organismo en definir una metodología para hacerlo. En el año 2005, la Comunidad Autónoma de Euskadi, CAE, lo hizo a través de la Ley 4/2005 para la Igualdad de Mujeres y Hombres, antes que el propio Estado Español, que lo recogió en la Ley Orgánica 3/2007 para la igualdad de Mujeres y Hombres.

No obstante, aunque la variable sexo ya está presente en la recogida de datos de la mayoría de las estadísticas oficiales y hay que reconocer que éstas se van corrigiendo, pues es más fácil encontrar esta información desagregada en temas que aparentemente son más sensibles al género, como los sociales, los relacionados con la demografía, el trabajo, la educación, que en otros temas de carácter más económico. A este respecto, María Pazos señala, por ejemplo, que la Agencia Tributaria no recogió el sexo de las personas contribuyentes al IRPF hasta el año 2002. Es decir, en poco más de una década tal avance social se pretende neutralizar.

Estas implicaciones no solo afectan a los resultados. También las variables deben ser analizadas y presentadas por sexo. Este hecho supone un avance fundamental, ya que supuso comprender que las estadísticas con perspectiva de género no son estadísticas sobre mujeres, sino estadísticas sobre mujeres y hombres. Además, el sexo no es una variable más, sino una categoría transversal, es decir, toda la información relativa a personas tiene que ir desdoblada para cada uno de los sexos.

(Fuente: III Plan para la igualdad de mujeres y hombres, Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz, 2014-2015)..

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