Dejar que el género usurpara el lugar del sexo en el discurso feminista se convirtió en un tobogán hacia una trampa mortal. Un buen día nos despertamos y el sexo había desaparecido.

El sexo de una criatura se determina observando la parte de la anatomía que se llama en castellano sexo (acepción tercera). El género (acepción tercera también) es el conjunto de elementos que se añaden (o quitan) a cada uno de los dos sexos para adecuarlo a la imagen que la sociedad tiene de ellos. Los agujeros en las orejas para llevar pendientes. El vestidito rosa, las muñecas, más tarde la barra de labios, los tacones, la docilidad, el pensamiento no racional, etcétera. […]

El patriarcado oprime a la mujer por su sexo. Oprime a cualquier mujer por el hecho de nacer con chochete, como decimos en Cádiz. Completamente al margen de si se pone el vestidito rosa o lleva vaqueros, de si se coloca pendientes o se rapa el pelo, de si es emocional y compasiva o racional y tajante. Los estereotipos del «género» se le asignan a la mujer para encuadrarla en un rol social y oprimirla mejor. Son la consecuencia, no la causa. La causa es nacer con vulva. […]

Dejar que el género usurpara el lugar del sexo en el discurso feminista se convirtió en un tobogán hacia una trampa mortal. Porque un buen día nos despertamos y el sexo había desaparecido. Literalmente. En su lugar había frases como estas:

– «No existe un sexo ‘natural’ porque el ‘sexo’, como categoría médica o cultural, no es más que el resultado momentáneo de una batalla para adueñarse del significado de la categoría”.

– «No existe el sexo. Sólo hay un sexo oprimido y un sexo opresor. Es la opresión que crea el sexo y no al contrario».

– «La idea de dos sexos es simplista. Los biólogos ahora creen que hay un espectro más amplio… La noción de un binarismo sexual natural está construido culturalmente». […]

Mujer a voluntad

Reza la proposición de ley 122/000191 del 2 de marzo de 2018: “1. 3. La autodeterminación de la identidad sexual no podrá ser puesta bajo cuestionamiento de manera que en ningún momento, proceso o trámite se exigirá la aportación de medios probatorios de aquella. En todo momento será considerada e interpretada de acuerdo a la manifestación de voluntad personal”.

En otras palabras, usted, señor, se levanta un día, acude al registro, se declara mujer y ya.

Es casi esperanzador: si la humanidad ha conseguido que se puede elegir ser mujer u hombre con declararlo, y que la Administración tiene que expedir ‘ipso facto’ un pasaporte conforme, tal vez en un futuro cercano, cualquier turco, marroquí o peruano podrá acudir a un consulado y obtener un pasaporte europeo mediante «manifestación de su voluntad personal» de sentirse español. Sería una hermosa manera de superar esos viejos nacionalismos y racismos que aún dividen nuestro mundo. […]

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