En una carta a The Telegraph, más de 40 académicos demandan que no se cancele la participación en la Oxford Union de la feminista Kathleen Stock por sus opiniones críticas con el género. Los catedráticos de Oxford han advertido a los estudiantes de que la libertad de expresión está en peligro debido a la polémica sobre las personas transgénero que sacude a la universidad.
La profesora Stock, de 50 años, es una catedrática de filosofía que dimitió de su cargo en la Universidad de Sussex en 2021 tras una campaña de intimidación por parte de transactivistas.
Los académicos -entre ellos el profesor Richard Dawkins, biólogo evolucionista, y el profesor Nigel Biggar, teólogo- han intervenido en apoyo de la aparición prevista en la Oxford Union de la profesora Kathleen Stock, una destacada feminista, en una carta enviada a The Telegraph.
[…] los estudiantes han intentado cancelar la charla de la profesora Stock, alegando que es transfóbica por su opinión de que es ficción afirmar que «las mujeres trans son mujeres».
Esto se produce en medio de una serie de disputas por la libertad de expresión en universidades en las que participan ponentes con opiniones críticas sobre la identidad de género, como los intentos de la Universidad de Bristol de prohibir la entrada del público a una charla de una sociedad feminista y los activistas de la Universidad de Edimburgo que impidieron la proyección de un documental sobre los derechos de las mujeres.
Las universidades deben promover la libre investigación
La carta de los profesores de Oxford es una de las intervenciones más significativas de los académicos en las recientes polémicas sobre la libertad de expresión en los campus.
Afirman tener «creencias políticas muy diversas, tanto de izquierdas como de derechas», pero están unidos en su convicción de que «las universidades existen, entre otras cosas, para promover la libre investigación y la búsqueda desinteresada de la verdad por medio de argumentos razonados».
La carta añade: «La profesor Stock cree que el sexo biológico en los seres humanos es real y socialmente relevante, una opinión que hasta hace poco era tan común que apenas merecía afirmarse».
«Se esté o no de acuerdo con las opiniones de la profesor Stock, no existe un modelo plausible y aceptable de libertad académica, o de libertad de expresión en general, que condene sus opiniones como fuera de los límites del discurso permisible».
La disputa en Oxford estalló en abril, cuando la comunidad LGBTQ+ de la universidad se declaró «consternada y horrorizada» por el hecho de que la sociedad de debate Oxford Union hubiera «decidido invitar a la oradora transfóbica y transexcluyente Kathleen Stock».
Acusó a la Unión de «despreciar el bienestar de sus miembros LGBTQ+ bajo el pretexto de la libertad de expresión». […]
El conflicto se agravó la semana pasada cuando la Unión de Estudiantes de Oxford votó a favor de romper los lazos con la sociedad de debate, de 200 años de antigüedad, acusándola de tener una «cultura tóxica de intimidación y acoso».
La medida impediría a la Unión tener un puesto en la feria de novatos, que es una fuente importante de inscripciones que financian esa sociedad de debate.
Territorio peligroso
En un comunicado, la Unión de Estudiantes de Oxford (SU) afirmó que «la moción no estaba relacionada con la charla que pretendía dar la Dra. Stock» y dijo que no se habló de ella en la reunión.
La Unión de Estudiantes de Oxford se mostró «comprometida con la libertad de expresión y defenderá el derecho de las personas a debatir ideas controvertidas e impopulares como parte integral de la vida y la experiencia universitarias».
Sin embargo, los catedráticos criticaron la decisión de la SU de cortar lazos con la sociedad de debate Oxford Unión.
Dijeron que amenazar el modelo financiero de Oxford Unión tratando de impedir que tenga un puesto en las ferias de novatos es «territorio peligroso». Recurrir a la «coerción y a las amenazas financieras cuando no se puede garantizar el resultado preferido en el debate representaría un profundo fracaso a la hora de estar a la altura» de ideales como la búsqueda desinteresada de la verdad, afirmaron.
La profesora Stock declaró a The Telegraph que se alegraba de que algunos académicos hubieran reconocido el valor de la defensa de la libertad de expresión por parte de la Oxford Union: «Resulta alentador ver su compromiso de alzarse en público contra las tendencias autoritarias, tanto en el alumnado como entre el profesorado, que piensan que tienen derecho a controlar lo que oyen los demás».
Los académicos han recibido el apoyo de Claire Coutinho, ministra de Educación, quien ha declarado: «Los estudiantes que debaten no deberían ser castigados por fomentar el libre intercambio de ideas. Nuestra recién aprobada Ley de Libertad de Expresión garantizará que las universidades promuevan la libertad de expresión y que quienes vean restringidos ilegalmente sus derechos de libertad de expresión en el campus puedan solicitar reparación».
La profesora Stock, de 50 años, es una catedrática de filosofía que dimitió de su cargo en la Universidad de Sussex en 2021 tras una campaña de intimidación por parte de transactivistas.
The Oxford Union ha afirmado que la charla con la profesora Stock seguirá adelante a pesar de las protestas previstas. Establecerá «espacios de bienestar» para ayudar a los estudiantes a afrontar el debate sobre el género.
La universidad ha declarado que «no apoya la prohibición de cualquier discurso legítimo en actos universitarios o en las instalaciones de la universidad». […]
La carta de los académicos:
Las universidades deben permitir el debate
Señor Presidente,
Somos académicos de la Universidad de Oxford, con diferentes convicciones políticas, de izquierda y de derecha. Condenamos de todo corazón la decisión del Sindicato de Estudiantes de la Universidad de Oxford (Oxford SU) de romper sus lazos con [la sociedad de debate] Oxford Union tras la negativa de esta última a rescindir una invitación a la filósofa y feminista crítica con el género Kathleen Stock.
La profesora Stock cree que el sexo biológico en los seres humanos es real y socialmente relevante, una opinión que hasta hace poco era tan común que apenas merecía afirmarse. Se esté o no de acuerdo con las opiniones de la profesora Stock, no existe un ideal plausible y deseable de libertad académica, o de libertad de expresión en general, que condene sus opiniones como fuera de los límites del discurso permisible. Desgraciadamente, la postura de sus oponentes parece ser que las opiniones de la profesora Stock son tan ilícitas que no pueden debatirse con seguridad ante una audiencia de adultos conscientes e inteligentes en la principal sociedad de debate de la Universidad de Oxford. Si este fuera el caso, es dudoso que pudieran expresarse con seguridad en cualquier lugar, un resultado que, como sin duda están satisfechos de comprobar sus oponentes, equivaldría a una prohibición efectiva de esas opiniones.
Afortunadamente, ha quedado claro que la capitulación de la Unión no puede asegurarse con los métodos habituales de intimidación moralista y censura social. Sin embargo, la Unión de Estudiantes de Oxford está amenazando ahora su modelo financiero al tratar de impedir que la Unión tenga un puesto en las futuras ferias de novatos. Es un terreno peligroso. Las universidades existen, entre otras cosas, para promover la libre investigación y la búsqueda desinteresada de la verdad mediante argumentos razonados. Recurrir a la coerción y a las amenazas económicas cuando no se puede garantizar el resultado preferido en el debate representaría un profundo fracaso a la hora de estar a la altura de estos ideales.
Las universidades deben seguir siendo lugares en los que puedan debatirse abiertamente opiniones controvertidas. La alternativa , aparentemente favorecida por muchos de los oponentes del profesor Stock, es sencillamente inaceptable: un estado de cosas en el que las instituciones de una universidad se confabulan para suprimir la expresión de puntos de vista controvertidos, pero potencialmente ciertos, en un esfuerzo por evitar que se conozcan más ampliamente.
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