Adam Graham, violador, alojado inicialmente en una cárcel escocesa de mujeres.
La policía británica ha etiquetado a cientos de presuntos violadores como mujeres, según revela The Telegraph, a pesar de que la ministra de Interior ha dicho que no se debía hacer. En los últimos cuatro años, las fuerzas policiales han remitido a 260 «mujeres» a la Fiscalía de la Corona (CPS) para que estudie una acusación de violación. Otros 209 sospechosos han sido registrados con sexo «desconocido», lo que se entiende que incluye a quienes se identifican como no binarios.
Según la ley británica, la violación sólo puede ser cometida por un varón [penetración mediante un pene]
Las cifras obtenidas en virtud de la Ley de Libertad de Información (FoI) muestran por primera vez la magnitud del hecho de que la policía adopte el género autoidentificado de los presuntos agresores sexuales.
La ministra de Interior Suella Braverman ha afirmado que la práctica de etiquetar a los sospechosos de violación como mujeres es errónea. El año pasado dijo a las fuerzas policiales que debían adoptar un enfoque policial basado en el «sentido común». A principios de este año declaró a The Telegraph que «en ningún caso» es biológica o jurídicamente correcto describir a un violador como «ella».
«No sólo es incorrecto, porque una mujer no puede ser legalmente un violador, sino que además es sumamente insensible e insultante para las víctimas de violación, que son mujeres biológicas», declaró.
Una fuente cercana a la Sra. Braverman dijo: «Sólo los hombres pueden ser violadores y la información oficial de la policía debe reflejar eso siempre que sea apropiado; cualquier otra cosa es un disparate».
Activistas por los derechos de las mujeres afirman que el sistema es un «insulto» a las víctimas de violencia sexual y significa que los datos son «inútiles» para evaluar el riesgo y atajar la delincuencia.
Las cifras ejercerán presión sobre el gobierno para que obligue a la policía a registrar el sexo biológico de los sospechosos en lugar de permitirles elegir qué género tienen, ya que esos datos se repiten después en todo el sistema de justicia penal.
En respuesta a una solicitud basada en la Ley de Libertad de Información, la Fiscalía de la Corona reveló que, desde 2019, alrededor del 1,5% de los sospechosos de violación remitidos a una acusación formal fueron registrados por la policía como «mujer» y alrededor del 1,2% como «desconocido».
El número de presuntos violadores con un género «desconocido» ha aumentado de alrededor de uno o dos al año hace una década a 71 remisiones el año pasado.
Las cifras muestran que en 2019, 40 «mujeres» fueron remitidas por violación por la policía a la Fiscalía y 17 fueron acusadas. En 2020, 56 fueron remitidas y los fiscales decidieron acusar a 46. En 2021, recibieron 81 derivaciones e imputaron a 29, y en 2022 tuvieron 64 derivaciones e imputaron a 26.
Entre enero y marzo de este año, últimos datos disponibles, se remitieron 19 sospechosos «femeninos» de violación y se acusó a cinco. Las cifras reflejan el género registrado por las fuerzas policiales de todo el país.
En el sitio web de la Fiscalía de la Corona se indica que la violación implica la penetración «con un pene, por lo que una mujer sólo puede cometer este delito en calidad de cómplice». Los casos documentados de mujeres acusadas como cómplices son raros.
Absoluta parodia para las víctimas
Las últimas cifras se han producido a pesar de que el Ministerio del Interior ha indicado a las fuerzas policiales que deben registrar el sexo biológico de los delincuentes en lugar de su identidad de género autodeclarada.
Sin embargo, sigue siendo una orientación voluntaria y no hay fecha para que la orden se convierta en obligatoria. El modo en que se registra el sexo sigue siendo competencia de cada cuerpo.
Una investigación de Keep Prisons Single Sex KPSS , una asociación por los derechos de las mujeres, muestra que el año pasado, de las 26 fuerzas que respondieron a sus preguntas, 22 reconocieron que registran el sexo basándose en la identidad de género de la persona, y 20 de ellas lo hicieron basándose en la forma en que la persona quería identificarse.
De los 13 cuerpos que respondieron a las preguntas sobre sospechosos no binarios, 7 los registraron en una tercera categoría que incluía «otros».
La doctora Kate Coleman, directora de KPSS, afirmó que «esos datos se vuelven inútiles, lo que hace imposible formular una respuesta adecuada en cualquier nivel de la justicia penal».
«El sexo registrado al nacer es la variable más destacada para la delincuencia y el riesgo», dijo. Decidir registrar a alguien como otra persona y pretender que ese es su sexo es absurdo».
«También es una absoluta parodia para las víctimas. Que se disfrace de que es una mujer, es una completa traición».
La policía y la fiscalía han sido criticadas en repetidas ocasiones por casos en los que se ha permitido a violadores autoidentificarse como mujeres en procedimientos judiciales. El pedófilo convicto Karen White, nacido Stephen Wood, fue acusado de violar repetidamente a una mujer en 2016 mientras se sometía a una reasignación de género, pero antes de someterse a una cirugía completa.
Al comparecer ante el Tribunal de la Corona de Leeds en 2018, White se declaró culpable de dos cargos de violación. Durante el caso, se refirieron a White como una mujer, con los fiscales incluso refiriéndose a «el pene de ella».
En Escocia, Isla Bryson, de 31 años, comenzó la transición después de ser acusado de dos ataques sexuales. Al jurado del juicio celebrado en el Tribunal Superior de Glasgow se le dijo que Adam Graham era el «dead name” (nombre muerto, nombre de una persona antes de la transición) del acusado y el juez se refirió al violador como la Sra. Bryson.
En enero, el jurado determinó que en 2016 y 2019, dos mujeres habían sido violadas después de conocer a Bryson en un sitio de citas online. El violador fue enviado inicialmente a una prisión de mujeres.
El caso suscitó críticas en un momento en que el Parlamento escocés votaba cambiar la ley para permitir a las personas transgénero autodeclarar su género legal, y Bryson fue trasladado a una prisión masculina en medio de la ira generalizada.
El primer ministro, Rishi Sunak, bloqueó las propuestas de autoidentificación de género del Partido Nacional Escocés SNP, desbaratando los planes de la jefa del gobierno escocés Nicola Sturgeon. Poco después, Sturgeon dimitió [por el escándalo del caso Bryson].
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