En una entrevista exclusiva con Mail on Sunday, el cirujano Philip Rubin ha revelado que aumenta el número de niñas y mujeres jóvenes que pasan a autoidentificarse como hombres y se someten a dobles mastectomías. Estas se han multiplicado por 10 en una década. El número de niñas remitidas a la clínica de género del NHS ha aumentado en más de 100 veces.
Philip Rubin realiza veinte mastectomías dobles al mes.
Rubin afirma que las pacientes son entre cinco y diez años más jóvenes que en la década pasada.
Algunas de las pacientes remitidas para la cirugía de reasignación son todavía adolescentes.
El cirujano, que trabaja en el Nuffield Health Highgate Hospital y en el Nuffield Health Newcastle Hospital, afirma que sus pacientes son entre cinco y diez años más jóvenes que hace una década, y que la mayoría tiene entre 18 y 20 años.
Feministas y grupos de madres y padres sostienen que las pacientes de la edad de la mayoría de las derivaciones del Dr. Rubin carecen de la madurez necesaria para tomar la decisión de extirparse los pechos, que puede cambiar su vida, y temen que las pacientes sean sometidas a una cirugía «apresurada» sin una evaluación mental adecuada.
La preocupación se produce en medio de una explosión del número de chicas, en su mayoría adolescentes, que expresan su deseo de pasar a vivir como el sexo opuesto. El Ministerio de Sanidad y Asistencia Social afirma que es imposible determinar cuántas «operaciones de masculinización del pecho» se llevan a cabo porque estas cifras no se cotejan de forma centralizada.
El Ministerio de Salud confirma que las cifras obtenidas a través de Freedom of Information (el portal de transparencia en el Reino Unido) muestran que ha habido la asombrosa cantidad de 4.020 derivaciones de mujeres adolescentes a la única clínica de género de Gran Bretaña para menores de 18 años en 2021-2022.
Este número representa un aumento de más de 100 veces desde 2009-2010, cuando un total de 40 niñas fueron remitidas al Servicio de Desarrollo de la Identidad de Género (GIDS) en el Tavistock and Portman NHS Trust para el tratamiento de género, junto con 56 niños.
El Dr. Rubin insiste en que todos sus pacientes pasan por un riguroso proceso de evaluación. Dice que normalmente han estado tomando testosterona durante años para ayudar a la transición para convertirse en hombres antes de acudir a él.
Antes de la mastectomía doble, deben someterse a un mínimo de dos evaluaciones psicológicas, con un intervalo de seis meses a un año, realizadas por un psicólogo clínico o psiquiatra experto en identidad de género.
Además, las pacientes deben ser «postpúberes», es decir, mayores de 18 años.
El Dr. Rubin ha dicho que las pacientes que han pasado la pubertad y deciden someterse a la cirugía de cambio de sexo rara vez se arrepienten de su decisión, según un estudio internacional a gran escala. Dijo que sólo una paciente en toda su carrera se ha arrepentido de una mastectomía doble.
Stephanie Davies-Arai, de la organización Transgender Trend, ha dicho que es «demasiado pronto para decir si esta generación se arrepentirá de sus acciones».
A las jóvenes «trans» se les está vendiendo una mentira.
En declaraciones al Mail On Sunday, Helen Joyce, autora de Trans: When Ideology Meets Reality, sostiene:
«Todo el mundo, desde los profesores hasta los influencers trans, les dice a las chicas que la feminidad es algo de lo que se puede prescindir, y que la transición es la cura para los problemas de cualquier adolescente deprimida.
Si crees que eres trans, probablemente lo seas: ése es el lema.
Ahora se supone que las chicas deben estar permanentemente preparadas para Instagram. Por si fuera poco, sus compañeros de clase consumen una pornografía horrorosa en sus teléfonos móviles. ¿Acaso es de extrañar que muchas niñas vean lo que significa ser mujer y digan «no, gracias»?
A los niños y a las niñas no les pasa nada irreversible, aseguran los médicos. Nada de hormonas antes de los 16 años, nada de cirugías antes de los 18. Pero el cerebro adolescente no es lo suficientemente maduro como para sopesar los riesgos futuros hasta los 25 años.
Las jóvenes que se extirpan los órganos reproductores pueden estar ahora muy seguras de que nunca querrán tener hijos, pero muchas cambian de opinión.
He conocido a «detransicionadoras» en su adolescencia y con apenas 20 años. Temían acercarse a la feminidad, pero ahora se arrepienten de las medidas quirúrgicas que tomaron entonces. La testosterona les ha proporcionado voces graves, vello facial y músculos más grandes. Se extirparon los pechos, incluso el útero y los ovarios.
Se han acabado dando cuenta de que, aunque ya no parecen mujeres, tampoco se han convertido realmente en hombres. Habían cometido un error catastrófico.
Creo que el contagio social trans acabará por extinguirse, pero será demasiado tarde para muchas. Los adultos deberían haberlas protegido, pero les vendieron la mentira de que es posible cambiar de sexo.
Algunas serán felices en sus cuerpos modificados quirúrgicamente, y bien por ellas. Pero muchas no lo serán. Y para ellas, no hay vuelta atrás.»
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