Por Ana del Barrio
La escritora Laura Freixas explica por qué las leyes de identidad son una amenaza real para las políticas de igualdad y cómo se está utilizando al colectivo transexual para revertir las conquistas de las mujeres, para infiltrarse en el feminismo y destruirlo desde dentro.
Cuatro años después de las masivas manifestaciones de mujeres por el 8-M en 2018, ¿en qué hemos avanzado?
En conciencia de la desigualdad y de la violencia sexual que sufren las mujeres.
El movimiento feminista está muy dividido por la ley Trans, ¿qué está sucediendo?
Estamos opinando a la vez sobre un pequeño colectivo discriminado, cuyos derechos hay que proteger. Pero, por otro lado, estamos debatiendo sobre si existe la identidad de género, que es individual y que debería sustituir legalmente al sexo biológico. Creo que es un trampa mortal para el feminismo. Si se aprueba la audodeterminación de género, las políticas públicas para la igualdad de mujeres y hombres van a desaparecer.
¿Por qué?
Las políticas para la igualdad están basadas en los sexos como realidad biológica que tiene unas consecuencias sociales. Es decir, yo he nacido mujer y, a priori, se supone que me puedo quedar embarazada y me discriminan en la contratación laboral. Esta ley introduce el espejismo de que no hay desigualdad estructural ni desigualdad relacionada con lo biológico, sino que hay libertad de elección. Eso no es verdad. El sexo biológico no se elige.
¿El sexo biológico puede elegirse?
La ley nos vende que todo depende de la elección individual. Eso es falso y además es peligroso porque va a deshacer las políticas de igualdad basadas en el reconocimiento del sexo.
¿Qué requisitos exige la ley para cambiarse de sexo?
Ninguno. Cualquier hombre por cualquier motivo se puede declarar mujer. La ley no exige ni requisitos ni finalidad. Si ser mujer significa sentirse mujer estamos cambiando la definición de mujer. Te pongo un ejemplo práctico: hay institutos en las comunidades autónomas que tienen aprobada una ley trans en los que no se dan charlas sobre la menstruación para no discriminar a las niñas trans que no menstrúan. […]
Los partidarios de la ley afirman que estas normas ya funcionan en las comunidades autónomas y no ha habido problemas.
No es verdad. Las comunidades autónomas no tienen competencias sobre el Registro Civil y en el DNI. Esta ley sí que permite el cambio de sexo registral. No es verdad que estas leyes autonómicas no estén produciendo efectos negativos. Están cambiando completamente la educación porque ya no se educa para la igualdad, sino para la diversidad. La diversidad no requiere igualdad. Se educa a los niños en un mensaje sexista que les dice: «Si eres una niña y te gusta el fútbol, a lo mejor es que no eres una niña, sino un niño». Es el retorno de los estereotipos sexistas de toda la vida con el agravante terrible de que se está empujando a niños/as a empezar un proceso médico que si se perpetúa les puede llevar a ser dependientes de las hormonas toda su vida y hacerse cirugías irreversibles.
Los trans alegan que por qué las feministas tienen que decidir sobre sus derechos.
Vivimos en sociedad y tenemos unas leyes que compartimos. Cambiar la definición actual de sexo, que está basada en el sexo biológico, por una definición idealista y subjetiva de que cada uno tiene el sexo que quiere, cambia la ley para todas y para todos. Mujeres y hombres tenemos unos derechos basados en nuestro sexo. Las mujeres tenemos derecho a revisiones ginecológicas o al aborto. Las mujeres luchamos por el derecho al aborto y en contra del alquiler de vientres. Quienes no son mujeres biológicamente, no digo que no estén discriminados, sufren otra discriminación, pero tienen otra agenda. No tienen por qué luchar por el derecho al aborto. Pueden ser nuestros aliados, pero que no nos suplanten.
¿El colectivo transexual se está apropiando del movimiento feminista?
No. El antifeminismo latente en la sociedad está utilizando al colectivo trans para revertir las conquistas de las mujeres y para infiltrarse en el feminismo y destruirlo desde dentro. Que quede claro que no es culpa de las personas trans, que son una minoría muy discriminada.
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