Tránsfoba, qué decepción, no me lo esperaba de ti”. “Mentís a sabiendas, lo vuestro es maldad”. “Si no os gustan los derechos humanos, cambiaos de país”.
Ese es el argumentario que corre por la red en contra del feminismo que algunos llaman radical por el simple hecho de pedir un debate sobre esa ley trans que se pretende aprobar en España (¿o hay que llamarla ley de autodeterminación de género?).
“Por qué no leéis, no habéis entendido nada, lo queer no es eso…”, dice otro tuit que se repite cual bot. Y hay campañas que, a la defensiva, reclutan a mujeres que digan a cámara “A mí la ley trans no me borra”. Axioma fácilmente rebatible si se hojea el manual de las desigualdades. Un par de argumentos bastan.
1) La llamada identidad de género sentida (que le permite a uno identificarse espontáneamente con el otro sexo teniendo la Administración que tomar nota de ello) convierte el ser mujer en un mero sentimiento y por lo tanto en irrelevante la desigualdad y la violencia que sufre por razón de su sexo.
2) La desaparición del sexo y su sustitución por el género sentido invisibiliza la violencia machista, la mutilación, los abortos selectivos, la trata, la prostitución, los vientres de alquiler… colisiona con las leyes de violencia de género, imposibilita la estadística de la desigualdad, interfiere en espacios de seguridad privativos de las mujeres, socava el deporte de las mujeres y anula el sujeto político reivindicativo del feminismo. Las mujeres no han encontrado aún el reconocimiento como sujeto y ya se diluyen en una diversidad neutra.
3) Tal y como explica la filósofa valenciana Rosa María Rodríguez Magda, la llamada teoría queer halla su origen en el constructivismo lingüístico, que ve en el sexo un constructo y cree que deconstruir y renombrar minará el sistema global de dominación. Se habla de cuerpos, sin órganos, se reivindica la libertad sexual de forma que no es el cuerpo el que determina el género, sino a la inversa. Así, cada cual puede transformar su cuerpo, adquirir su yo en el mercado… ¿acaso el de una mujer hipersexualizada, objeto de deseo del varón? […]