Montero se sube a la tribuna del Congreso (del Congreso, órgano de poder legislativo y de representación ciudadana) y suelta, sin despeinarse, sin parpadear: “las personas trans llevan demasiados meses viendo sus derechos cuestionados y sus vidas cuestionadas”. A mí no me extraña que los políticos (hombres o mujeres) no piensen como yo. A lo que no termino de acostumbrarme es a que sean tan absolutamente frívolos, tramposos, manipuladores…

“Viendo cuestionados sus derechos” … ¿De qué derechos se trata? Lo primero para saber quién los cuestiona, es saber a qué derechos se refiere.

  • Si habla del derecho que tienen las personas trans (y todas las demás personas, añado) a ser respetadas y no ser agredidasme gustaría que Montero dijera quién se opone a tales derechos. Desde luego, ninguna feminista.
  • Si habla del derecho a la libre “autodefinición sexual o de género” (como la llaman) entonces, más que de derecho, debería hablar de privilegio pues, en nuestro país, nadie puede modificar a su libre albedrío ningún dato de su identidad civil: fecha, lugar de nacimiento, filiación… Si se refiere, pues, a ese privilegio, afirmamos que sí, que las feministas nos oponemos, no solo porque sea un privilegio sino porque puede tener consecuencias negativas para los derechos de las mujeres: invasión sin control de nuestros espacios, usurpación de cuotas, suplantación, borrado de nuestras reivindicaciones, etc.)
  • Si habla del “derecho” de menores sin suficiente madurez para hormonarse y operarse, está hablando de actos que conllevan graves consecuencias y a los que nos oponemos como ciudadanas responsables y no abducidas por la movida guay-trans-liberal-egocéntrica-huera.
  • Si habla del derecho de las personas trans para definir quiénes somos las mujeres y para decretar que ser mujer es un sentimiento, algo autopercibido y elegido (elegido, incluso, con la misma ligereza que se elige un corte de pelo) entonces, sí, las feministas nos oponemos radical y rotundamente. Nos parece un escarnio y una barbaridad que, con las graves consecuencias que arrastra para las mujeres el hecho de serlo (violencia, doble explotación, desigualdad laboral, ninguneo, etc.) se nos diga que estamos en esa situación porque hemos elegido ser mujeres, que tal es nuestro sentimiento y nuestra identidad. […]
  • Y llegamos al siguiente chanchullo con el que pretenden desacreditar a las feministas: dar a entender que nos oponemos a que cada cual se sienta como desee y perciba su identidad como le dé la gana. Y no, no nos oponemos a que cada cual se peine, se vista, se maquille, actúe según sus deseos (siempre que esos deseos respeten a los demás). Nos oponemos a que los deseos de un grupo se conviertan en ley de obligado cumplimiento para todo el mundo. Y más aún si perjudican los derechos y deseos de la mitad de la humanidad.
  • Hay más normativas y disposiciones en esta ley que nos indignan porque son injustas, arbitrarias y perjudican a las mujeres, pero no vamos a enumerarlas para no alargar en exceso este artículo.

Tantas marrullerías dan vergüenza ajena… ¿Es que las personas transexuales ya no sufrirán escarnio si se legisla que el género es un sentimiento, una identidad, una elección, si dicen que los hombres también paren, que niños y adolescentes deben tener vía libre para tomar determinaciones irreversibles sobre el propio cuerpo, que las mujeres cis somos unas privilegiadas, etc. etc.?

[…]

Sí, dan asco quienes, para estafar a los ciudadanos, recurren a maniobras de tal calaña. Y dan más asco aún sabiendo que su deber debería ser el de representarnos y proteger nuestros intereses.

Por todo ello, las promotoras de Feministas al Congreso, nos reafirmamos en la necesidad de crear un nuevo partido cuyo objetivo sea exclusiva y claramente la defensa de los derechos de las mujeres.

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