El candidato laborista Michael Shanks, y favorito, en las elecciones de Rutherglen y Hamilton Westby, ha declarado que está en desacuerdo con Keir Starmer sobre la autoidentificación de sexo, respaldando la «desmedicalización» del proceso para cambiar el sexo legal de las personas así como los principios del proyecto de ley de reforma del reconocimiento de género del Partido Nacional Escocés.

La semana pasada, el líder laborista dio marcha atrás en su apoyo a la autoidentificación, declarando: «En primer lugar, una mujer es una hembra adulta. No creemos que la autoidentificación sea el camino correcto. Hemos reflexionado sobre lo ocurrido en Escocia»

Keir Starmer ha dado tímidos pasos en la dirección correcta, pero aún le queda mucho camino por recorrer.

Hace tres meses, Starmer había descartado la cuestión como trivial y sin importancia, pero pareció cambiar de opinión tras la debacle [por la polémica] del género en Escocia. Las polarizadas propuestas del Partido Nacional Escocés contribuyeron a la caída de la Primera Ministra Nicola Sturgeon y aceleraron el descenso del partido hacia el caos y el desorden. No obstante, Starmer sigue empeñado en «modernizar» el proceso mediante el cual las personas pueden cambiar su sexo biológico en los documentos legales, pero manteniendo el requisito de que un médico corrobore el deseo del paciente de ser reconocido como del sexo opuesto.

La intervención de Shanks socava la idea de que el laborismo ha cambiado a una postura más sensata. Los jóvenes activistas del partido -como la mayoría de sus diputados más jóvenes- siguen siendo tan radicales como siempre; su compromiso con la autoidentificación parece mantenerse inquebrantable. Será difícil pasar por alto la afirmación de Nadia Whittome de que «el Partido Laborista debe educar a los ignorantes más que a los ideólogos». Y si no responden a la educación, los transfóbicos impenitentes deberían ser expulsados». ¿Y quién podría olvidar la afirmación de David Lammy de que quienes quieren negar el acceso masculino a los espacios femeninos «son dinosaurios que pretenden acaparar derechos»?

El afán de los jóvenes diputados laboristas por tirar por la borda los derechos de las mujeres ha fomentado un clima en el que los depredadores violentos han sido recluidos en prisiones femeninas, aterrorizando potencialmente a mujeres vulnerables que no tenían dónde escapar. Por lo tanto, independientemente de la motivación detrás de los tibios movimientos de Starmer para alejarse del dogma de género, los votantes tienen razón al desconfiar de la próxima generación de estrellas emergentes laboristas.

Los laboristas están presentando al público una falsa dicotomía entre la postura «moderada» de Starmer y la «radical» de muchos miembros del partido. Ambas son perjudiciales para las mujeres que necesitan protección y para el adoctrinamiento de niños con problemas que rechazan su sexo. Tanto un Certificado de Reconocimiento de Género «desmedicalizado» (que apoya Shanks) como un proceso «modernizado» (que apoya Starmer) son formas de autoidentificación: uno suprime la clase de sexo femenino a partir de la declaración legal de una persona y el otro consigue el mismo resultado a partir de la firma de un médico.

Los tópicos laboristas sobre cómo agilizar el proceso por el que las personas pueden cambiar su sexo en los documentos legales no abordan el conflicto de derechos entre los activistas trans y las feministas que defienden la relevancia del sexo, y en su lugar pretenden extrapolar la confusión.

Es deshonesto presentar el cambio laborista como una victoria del movimiento feminista. No podemos distraernos de la cuestión central, que es la imposición desde arriba de delirios innecesarios que están causando estragos en todos los ámbitos de la sociedad, incluidas las escuelas, el mundo académico, los medios de comunicación e incluso los departamentos gubernamentales.

El camino de los laboristas hacia el reconocimiento de la realidad material ha sido enrevesado, parece artificioso y dista mucho de ser universal. Por lo tanto, es natural que muchos tomen estas declaraciones con cautela. En el mejor de los casos, Keir Starmer es un político de alto rango al que hubo que convencer para que admitiera que las mujeres son hembras humanas adultas. Con la notable excepción de la diputada de Canterbury Rosie Duffield, la mayor parte de su Partido Laborista sigue oponiéndose rotundamente a reconocer la biología, a defender a las mujeres y a los niños y a enfrentarse al cada vez más beligerante lobby trans. ¿Es apto para dirigir el país un partido político plagado de tantas indecisiones en cuestiones tan fundamentales?

Traducción de Contra Borrado del articulo de la escritora Raquel Rosario Sánchez para el periódico británico The Telegraph, publicado el 4 de agosto del 2023

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