Conocida la omnipotencia que sobrevendrá a los registros civiles -reconvertidos por arte de birlibirloque en varitas mágicas- quiero saber a cuál podré acudir yo para que me DESREASIGNEN la sumisión, los cuidados, la brecha salarial, la violencia de género, la subordinación, la pobreza, la falta de autoridad, el mundo a la medida de los hombres, la doble jornada, la pornografía, la tiranía de la imagen, la desposesión de mi cuerpo, el mandato del agrado, la trata, el ser para otros, la culpa heredada, la culpa ajena, la culpa universal…
La obediencia, ser objeto de acoso, el trabajo parcial, el tiempo regalado, los horarios y calles que me están vedadas, la historia arrebatada, las elecciones impuestas, los zapatos incómodos, la ausencia de poder, la imagen distorsionada en el cine, en la literatura, en la televisión, en las revistas, en internet, en todas partes; el silencio involuntario, el no saber quién soy, la mirada masculina, una sexualidad interesada, una sanidad que ignora mis enfermedades, la patologización de regla y menopausia, la violencia obstétrica, la eliminación de referencias femeninas en la historia, en la literatura, en la ciencia, en el arte ; el imperativo de elaborar la lista de la compra, saber limpiar cristales y cada cuánto tiempo hay que cambiar las sábanas; ir detrás en el coche si hay dos hombres conmigo, mi nombre debajo en el buzón, que mis hijas e hijos no lleven primero mi apellido, la prostitución …
Seguro que no termina aquí la lista de imperativos con los que me han cargado por ser una mujer de las de siempre, con estrógenos, progesterona, ovarios, matriz, vagina y todos los atributos por los que soy mujer sin ninguna duda.
No sé si alguien cuando se acerque a estos nuevos “negociados de los antojos” y solicite la reasignación de concordancia sexo-genérica piensa en todos estos mandatos que lleva implícita la construcción del género femenino ( que las feministas luchamos por abolir desde hace siglos) o si la reasignación se queda en ponerse colorines hasta en el pelo o sentirte mujer de cinco a ocho o veinticuatro horas, un par de día o sine die, según convenga .
Temo que cuando yo haga esta solicitud en el registro, la persona encargada la resolverá por la vía rápida: me reasignará en un varón para que exista concordancia sexo-genérica, que es la vía rápida para eliminar tantas cargas y tan pesadas que recaen sobre nosotras.
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