Nosotras, integrantes del Caucus de Mujeres Negras de la Women’s Declaration International USA, afirmamos que es crucial que las mujeres negras denuncien la ideología de la identidad de género. Esta ideología promueve la idea de que el sexo no es más que una construcción social y que un individuo puede elegir *ser* un hombre o una mujer independientemente de su sexo.

Sus ideólogos emplean la táctica de la «agrupación forzosa» (forced teaming) contra las mujeres negras con el fin de hacernos sentir avergonzadas y convertirnos en mulas de tiro para su campaña de privilegios sexuales masculinos que ellos llaman «derechos transgénero». Aunque estos planteamientos se enmascaran como conceptos progresistas e inclusivos, la ideología de la identidad de género es en realidad intrusiva y perjudicial para las mujeres, y especialmente para las mujeres negras.

La ideología de la identidad de género borra las experiencias únicas de las mujeres y refuerza los nocivos estereotipos de feminidad y masculinidad. También es incompatible con la lucha por los derechos de la mujer, ya que permite a los hombres acceder a espacios y actividades destinados a las mujeres como baños, equipos deportivos y viviendas. Se sabe que 1 de cada 4 niñas negras es agredida sexualmente antes de los 18 años y el 35% de las mujeres negras declaran haber sufrido violencia sexual. Las políticas que permiten a los hombres acceder sin restricciones a las instalaciones destinadas a las mujeres exponen a un riesgo aún mayor a las mujeres y niñas negras, un grupo demográfico desproporcionadamente afectado por la violencia masculina.

Las mujeres negras tienen 2,5 veces más probabilidades de ser asesinadas por hombres que las blancas y por eso la lucha contra la ideología de la identidad de género es pertinente para las mujeres negras; somos el grupo demográfico más necesitado de protección frente a la violencia masculina. Ya ha habido consecuencias mortales cuando un empleador ignoró la denuncia de una mujer negra sobre un varón que exigía ser reconocido como mujer. Monica Archer, trabajadora social de un centro de acogida para mujeres, advirtió a sus empleadores sobre un residente, Harvey Marcelin, que vivía como Marceline Harvey, y que había proferido amenazas contra ella y otros empleados del centro. Archer fue despedida por hablar. Marcelin ya había cumplido 50 años de condena por asesinar y descuartizar a dos mujeres y, después de que se ignorara la denuncia de Archer, se descubrió que había asesinado y descuartizado a una «amiga» de 68 años que había conocido mientras vivía en el centro de acogida.

Marcelin ha sido encarcelado de nuevo, pero encerrar a delincuentes violentos que dicen ser mujeres no pone fin al horror para todas las mujeres. Desde 2021, California encarcela a hombres que se autodeclaran mujeres en prisiones para mujeres. Desde entonces, ha habido mujeres que han denunciado haber sido acosadas y agredidas sexualmente por algunos de estos hombres.

Los estudios han demostrado que incluso cuando los hombres dicen ser mujeres, muestran un patrón de criminalidad típicamente masculino en lo que respecta a los delitos violentos. Además, el 49,7% han sido condenados por delitos sexuales.

Por lo tanto, las mujeres encarceladas se ven obligadas a ser recluidas con delincuentes de sexo masculino, de los cuales la mitad tienen antecedentes de violencia sexual. Dado que las mujeres negras tienen siete veces más probabilidades que las blancas ―y más del doble que las hispanas― de ser encarceladas a lo largo de su vida, estas condiciones inhumanas de encarcelamiento afectan de forma desproporcionada e injusta a un grupo de mujeres negras denostado y especialmente vulnerable. Ser violada durante el encarcelamiento equivale a una tortura a manos del Estado.

Las niñas negras son otro subconjunto vulnerable de la población femenina negra que ya ha sufrido las consecuencias de la ideología de la identidad de género. En 1993, Luis Morales, un hombre que se hacía pasar por mujer, junto con su novio y compañero de la banda Almighty Latin King and Queen Nation, secuestró a una niña negra de 13 años llamada Ebony Nicole Williams. Ebony fue brutal y repetidamente violada y torturada por Morales, motivado por el sexismo y el racismo. A continuación, el novio de Morales, Carlos Franco, pisoteó sin piedad el cuello de Ebony hasta rompérselo antes de que ambos metieran su pequeño cuerpo en una caja, la tiraran cerca de una autopista y le prendieran fuego. La violencia que Morales y Franco infligieron a Ebony fue tal que sólo pudo ser identificada a través de los registros dentales. En 1996, Morales fue condenado a 25 años de prisión por el asesinato de Ebony. Insinuó que había evitado la condena por violación debido a su «identidad de género».

A diferencia de Ebony, Morales ha podido envejecer y buscar la felicidad. Mientras estuvo detenido, Morales se convirtió en una sensación mediática y en un destacado defensor de los «derechos» de los hombres encarcelados que dicen ser mujeres y, tras una demanda en 2003, se le concedieron hormonas del sexo opuesto pagadas por el estado de Nueva York. Desde que obtuvo la libertad condicional en 2018, Morales ha intervenido en actos como miembro del comité asesor del Sylvia Rivera Law Project. Para honrar la memoria de Ebony y proteger a otras niñas negras, nos oponemos sin paliativos a la ideología de la identidad de género.

El impacto de la ideología de la identidad de género no sólo se deja sentir en el ámbito de la violencia masculina contra las mujeres. También es una cuestión socioeconómica. En general, los hombres reciben una cantidad desproporcionada de becas deportivas en comparación con las mujeres, y las mujeres y niñas negras sólo representan el 9% de las estudiantes deportistas. El hecho de que los hombres que se hacen pasar por mujeres puedan optar a becas deportivas destinadas a mujeres y niñas priva aún más a las mujeres y niñas negras de las oportunidades de financiar su educación.

Además, las mujeres negras son especialmente propensas a quedarse sin hogar por no poder encontrar una vivienda asequible. Clasificar a los hombres como mujeres agrava aún más la disparidad. Cuando incluimos a los hombres en programas de vivienda destinados a las mujeres, lo hacemos a expensas de las mujeres negras.

Instamos a todas las mujeres negras a que denuncien la ideología de identidad de género y aboguen en su lugar por políticas que protejan los derechos de las mujeres y niñas negras. Esta lucha es crucial para las mujeres negras, ya que somos el grupo demográfico más necesitado de protección frente a la violencia machista, pero el que menos acceso tiene a esa protección. Debemos oponernos a cualquier movimiento o idea que pretenda borrar nuestras experiencias o socavar nuestra lucha por la igualdad en la justicia, la seguridad y la dignidad.

Las mujeres negras han pasado décadas superando los cánones estéticos sobre el color, la textura del pelo o los rasgos faciales. No podemos dar media vuelta y abrazar un movimiento que fomenta el odio a nosotras mismas y perpetúa los mismos estándares de feminidad que a menudo se utilizaron contra las mujeres y niñas negras. No podemos enseñar a nuestras hijas la mentira de que podemos nacer en el cuerpo equivocado y esperar que se sientan cómodas con el color de su piel, la textura de su pelo u otros rasgos físicos. Apoyar la ideología de la identidad de género va en contra de nuestros intereses como mujeres negras e instamos a otras mujeres negras a que apoyen, en lugar de eso, los derechos de las mujeres.

~Women’s Declaration International USA- Caucus de Mujeres Negras

Lorraine Nowlin, coordinadora

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